ella llegó y hablamos de todo:
hablamos del tiempo que hace,
del tiempo que pasa,
de tiempos remotos
y de tiempos que vendrán.
hablamos de prisas,
hablamos de sueños,
hablamos de tartas.
un loco y la luna,
una bella y un bestia,
moisés y el arbusto, hablando;
de ropa, de caricias, de chantajes…
hablamos de aquello que quisimos
y de aquello que quisimos hablar, hablamos.
hablamos del color de viento,
del sabor del agua,
del tacto que tiene la nada.
hablamos de viajes,
de cultura, de escultura,
paseamos tranquilos
por los campos de la palabra.
hablamos del monte,
de mantas, dementes perdidos.
ablamos sin hache;
y de las cosas irrelevantes
también hablamos.
hablamos del cuento sin cuento,
de fábulas fabulosas,
de tacirupeca jarro huyendo del bolo.
hablamos parte de la noche
y parte de la noche siguiente a la anterior.
hasta quedarnos sin palabras,
sin aliento,
hasta no tener nada que decir,
hablamos.
entonces,
ella, se mordió el labio
y puso una mirada
como de querer besarme:
y yo
